Skip to main content

Día de los Derechos Humanos

Los derechos humanos nos pertenecen a todos y a todas. Únete a nosotros para defender los derechos de todas las personas en todas partes del mundo. Nuestros derechos, nuestro futuro ¡Ya!

Conoce más
Cerrar

Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

La paridad de género es un derecho humano

25 octubre 2024

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Publicación de la Recomendación General Nº. 40 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer sobre la representación equitativa e inclusiva de las mujeres en los sistemas de toma de decisiones: «Paridad de género: debemos dar prueba"

Lugar

Palacio de Naciones, Ginebra

Excelencias,
Distinguidos Miembros del Comité,
Estimados colegas,

Cuando echamos la mirada al estado en que se encuentra el mundo hoy, nos resulta imposible no preguntarnos, en nuestro interior, cómo hemos llegado a este punto.  Conflictos, que aumentan de forma aterradora; la intensificación de las desigualdades, con niveles casi obscenos de riqueza concentrados en las manos de unos pocos; y la destrucción incesante de nuestro planeta.

Nos lleva a realizarnos la siguiente pregunta: ¿cómo se puede crear un mañana más pacífico cuando el presente es tan violento y está tan lleno de caos?

El sistema patriarcal opresivo y obsoleto que subyuga a la mitad de la humanidad se encuentra en el centro de muchos de los problemas que seguimos afrontando: como individuos, como sociedades, y a nivel global.

El poder de reprimir y silenciar, de desatar guerras y sembrar el caos, muy a menudo a manos de hombres enfadados, egoístas y cortos de miras.

Las mujeres siguen estando claramente infrarrepresentadas en los sistemas de toma de decisiones.

Y la representación de mujeres que sufren formas múltiples de discriminación es aun menor, entre las que se incluyen mujeres indígenas, mujeres trans, mujeres afrodescendientes, mujeres mayores y otras.

Se trata de una grave injusticia y una paradoja flagrante.

Por lo tanto, esta importante Recomendación General, sobre la representación equitativa e inclusiva de las mujeres en los sistemas de toma de decisiones, debe suponer un hito y una llamada a la acción, además de venir acompañada de avances significativos en todo el mundo.

Quiero felicitar a todas las personas que han tomado parte en su elaboración.

Distinguidos miembros del comité, estimados colegas,

Si bien es cierto que han existido algunos avances sobre paridad de género en décadas recientes, estos llegan a un ritmo muy lento.

En 2022, el año más reciente del que tenemos estadísticas, 107 países no habían tenido nunca una Jefa de Estado, y las mujeres ocupaban solamente el 27 por ciento de los escaños en los parlamentos nacionales. Las mujeres conformaban solo el 16 por ciento de los negociadores de paz.  

Las mujeres ocupan solamente el 28,2 por ciento de los puestos de dirección en el mercado laboral, y el porcentaje de concursos públicos que se otorgan a empresas en propiedad de mujeres es escandalosamente bajo: un mero 1%.

Hablamos de oportunidades perdidas y de un potencial perdido.

La paridad de género es un derecho humano.

El derecho de las mujeres, en toda su diversidad, a tener una opinión en igualdad de condiciones en todas las decisiones que den forma a sus sociedades, economías, y futuros, es un elemento no negociable.

Además, la paridad de género es un factor transformador.

Implica toda la amplia variedad de la experiencia, talento y visión humanos.

Sirve para revelar capacidades, como individuos y de forma colectiva, para poder innovar y ser creativos, para de esa manera estar mejor equipados como sociedades para lograr solucionar problemas complejos.

Problemas como los conflictos violentos.

Las mujeres son agentes de paz.  Su participación plena en la sociedad ayuda a prevenir conflictos.  Consigue que el establecimiento y consolidación de la paz sean mucho más efectivos, de forma especial cuando las mujeres ejercen una influencia sólida sobre el proceso de negociación.

Los estudios muestran que la participación de las mujeres aumenta la probabilidad de conseguir un acuerdo de paz duradero en un 35%.

Ya hemos visto el resultado de este proceso: desde Liberia hasta Colombia, pasando por Irlanda del Norte.

Ha llegado el momento de que las mujeres ocupen el lugar que les corresponde, con espacios relevantes en todas las mesas importantes.

La paridad es también un factor innovador para nuestras economías.  Asegurar el acceso equitativo de las mujeres a las oportunidades económicas es fundamental para construir una economía sostenible e inclusiva que esté anclada en los derechos humanos.

Y para nuestro medioambiente, donde las respuestas integrales y sostenibles a la triple crisis planetaria necesitan de las opiniones y experiencias que aportan las mujeres.

En la esfera digital, la participación equitativa de las mujeres en el diseño y despliegue de nuevas tecnologías es vital para evitar los sesgos, y para consolidar la igualdad de género en los algoritmos que dominan nuestras vidas digitales.

Distinguidos Miembros del Comité,

La Recomendación General Nº 40 propone medidas inmediatas, concretas y detalladas de forma generalizada con el fin de hacer que la paridad sea una realidad antes del año 2030, en consonancia con el ODS 5 y la Acción 8 del Pacto para el Futuro.

Deja claro que la paridad no puede ser aplicada de manera parcial.  El objetivo principal de la Convención de eliminar la discriminación contra las mujeres exige no una cuarta o tercera parte, sino una paridad 50:50, lo cual es la única vía para que la gobernanza sea verdaderamente representativa y para permitir que las opiniones de las mujeres tengan repercusiones reales y duraderas en todos los espectros.

Además, establece medidas para garantizar que la paridad sea sistémica.

Lograr una paridad de género auténtica supone que debemos enfrentarnos y desmantelar las estructuras patriarcales profundamente arraigadas que han venido modulando las relaciones de poder entre hombres y mujeres durante siglos.

Este proceso puede necesitar de enmiendas constitucionales y reformas de amplio calado de los marcos legales, con el objetivo de institucionalizar la paridad en los pilares de la gobernanza.  Puede requerir planes de acción nacionales y de medidas especiales temporales, incluyendo la aplicación de cuotas.

También significa que debemos denunciar, de forma inequívoca, los regímenes institucionalizados de opresión sistemática y dominación de las mujeres, los cuales son cada vez más caracterizados como equitativos a apartheid de género por el alcance y gravedad de sus repercusiones.  Me gustaría aprovechar esta oportunidad para expresar mi propio apoyo a aquellas iniciativas para codificar el apartheid de género como un crimen de lesa humanidad, para extender la rendición de cuentas individual por toda la gama de violaciones de género que vemos en la actualidad.  

Distinguidos y distinguidas participantes,

Quiero agradecer al «grupo de amigos» informal de Estados por su apoyo para elaborar esta Recomendación General, junto con ONU Mujeres, la Unión Interparlamentaria, así como los socios de la sociedad civil y el mundo académico.

Todos debemos aprovechar esta oportunidad, de forma colectiva, con el fin de asegurar que la Recomendación General pone en marcha medidas concretas e inmediatas.

Debemos dar prueba de las mayores ambiciones respecto a este instrumento clave, y es nuestra obligación hacer realidad estas ambiciones.

Conseguir un mundo más justo y equitativo nos lo exige.

Gracias.

VER ESTA PÁGINA EN: