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Declaraciones y discursos Múltiples mecanismos

Türk – La tortura nunca es legal, jamás está justificada, y siempre es detestable

14 noviembre 2024

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Evento de alto nivel en conmemoración del 40º aniversario de la adopción de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

Lugar

Ginebra

Excelencias, distinguidos y distinguidas miembros de los dos Comités, estimada Relatora Especial, colegas, amigos y amigas,

La adopción de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes hace 40 años fue un hito en la historia de los derechos humanos.

Supuso, y sigue suponiendo, un compromiso poderoso y colectivo de los Estados para prevenir y castigar uno de los actos más despreciables perpetrados por el ser humano.

La tortura, el infligir deliberadamente agonía física, terror psicológico y trauma en adultos y niños indefensos, es un acto vil y abominable que no tiene cabida en nuestro mundo.

Jamás está justificada; siempre es abominable; y tenemos el deber legal y moral de evitarla.  

La Convención, cuarenta años después de su adopción, ha sido ratificada por 174 de los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas. Pero para ser una cuestión tan fundamental, debe darse la ratificación universal y la adhesión a este tratado por parte de todos los Estados.

Esta conmemoración importante es una llamada a la acción: una oportunidad para que todos los Estados vuelvan a comprometerse con sus obligaciones. La tortura es una pestilencia, y como toda peste, su erradicación exige una vigilancia y un esfuerzo constantes.   Las disposiciones de la Convención deben aplicarse de forma incesante y fiel.

A día de hoy esta Convención, y la dedicación y compromiso que exige, resulta más necesaria que nunca.

Nuestro mundo turbulento se torna cada vez más violento y polarizado.

Según las estadísticas del CICR, hay más de 120 conflictos en todo el mundo, y cada uno de ellos es una máquina del caos. El discurso de odio y la discriminación han cobrado gran importancia y comunidades enteras se emplean como chivos expiatorios y resultan denunciadas.

Al mismo tiempo, se observa un retroceso de los valores y normas consagrados de los derechos humanos.

Incluso el principio fundamental de que nada justifica la tortura se ha cuestionado de forma reiterada en las últimas décadas.

La prohibición de la tortura es una norma de ius cogens: una norma obligatoria del derecho internacional que es absoluta. Se aplica a todas las personas y a todos los Estados, con independencia de que hayan ratificado o no la Convención.

La tortura nunca es legal ni está permitida bajo ninguna circunstancia.

Y, sin embargo, para mi gran preocupación, sigue afligiendo a nuestro mundo.

Es desgarrador ver hasta qué punto la tortura aparece en nuestra labor de seguimiento y en los informes de mi Oficina, y me temo que los informes de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes se normalizan cada vez más. Eso es simplemente inaceptable. Debemos rechazar esta tendencia por completo, de forma categórica y colectiva.

No podemos permitir que lo que debería ser repulsivo y repugnante se torne en algo mundano.

Estimados colegas,

Todos y cada uno de los gobiernos, al margen de su afiliación política, tienen la responsabilidad de prevenir y castigar la tortura. Las personas que están en el poder deben tomar la iniciativa. Los dirigentes políticos deben dejar muy claro en las instancias más altas que nada justifica la tortura. Deben exigir responsabilidades a los autores, de forma concreta y consistente.

Exhorto a todos los gobiernos a que utilicen la maquinaria internacional existente que respalda la lucha contra la tortura. Hoy todos están representados aquí. Ofrece apoyo no solo a escala internacional, sino también por medio de los órganos regionales y nacionales que pueden apoyar a los Estados a la hora de detectar deficiencias en sus leyes y políticas, de ayudar a prevenir la tortura y el maltrato, de exigir responsabilidades a los autores y de proporcionar rehabilitación a las víctimas.

Estos órganos existen para ayudar. Utilícenlos y benefíciense de ellos.

Asimismo, existe un movimiento contra la tortura más amplio que desempeña un papel importante; cuando se trata de prevenir la tortura y el maltrato, cuando se trata de trabajar en pos de la rendición de cuentas, y cuando se trata de apoyar a las víctimas. Cada componente de este ecosistema resulta esencial, y cada uno debe estar completamente respaldado y potenciado.

Juntos, debemos seguir presionando a favor de la ratificación universal y la aplicación eficaz de la Convención, en particular garantizando que todos los mecanismos de lucha contra la tortura cuenten con los recursos apropiados.

Estimados colegas,

Me he reunido con muchas víctimas y supervivientes de tortura a lo largo de mi vida, y salía sumamente triste de esos encuentros por las grandes repercusiones que la tortura ha dejado en sus vidas, pero también inspirado por su coraje y resistencia. 

Durante esos encuentros percibí de qué forma la tortura deja cicatrices profundas en la mente, cuerpo y alma de una persona. Supone un golpe insoportable contra su dignidad y humanidad. Por tanto, necesitamos dar prioridad a las víctimas y a su sanación.

No hay cabida para la tortura en nuestras sociedades: ni en situaciones de conflicto, ni en las crisis, ni tampoco en la lucha contra el terrorismo.

Nosotros, como comunidad internacional, debemos reafirmar la tolerancia cero ante la tortura y el maltrato. Y nosotros, como individuos, debemos hacer lo mismo.

Los ciudadanos, guiados por la Convención, llevan 40 años comprometidos con este objetivo. Hoy reconocemos esa dedicación; conmemoramos la Convención; y nos comprometemos a redoblar los esfuerzos para lograr un mundo libre de tortura, ahora y en el futuro, para todos y todas en cualquier lugar.

Gracias.

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