Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Mensaje del Alto Comisionado al Foro Permanente sobre los Afrodescendientes
14 abril 2025
Pronunciado por
Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
En
Cuarto período de sesiones del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes
Lugar
Ginebra
Distinguidos miembros del Foro Permanente,
Delegados y participantes:
Me complace dirigirme a ustedes en esta ocasión en que nos congregamos en solidaridad para promover los derechos humanos de los afrodescendientes.
El mes pasado, celebramos el 60º aniversario de la aprobación de la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial.
Esta efeméride, junto con la Declaración y Programa de Acción de Durban, abrieron el camino a importantes avances en materia de derechos para los pueblos afrodescendientes en muchos países del mundo.
Pero la promesa de erradicar la discriminación racial sigue incumplida.
El racismo y la retórica deshumanizadora todavía se infiltran en nuestras instituciones y comunidades, así como en las plataformas de Internet.
Los derechos humanos de los pueblos afrodescendientes siguen siendo vulnerados, debido al racismo sistémico que afecta a todos los ámbitos de sus vidas -y esto abarca el derecho a la vida, la salud, la vivienda, la educación, el empleo y el derecho a la justicia.
La violencia racista y los delitos de odio están proliferando en todo el mundo.
Y las tecnologías digitales perpetúan estas injusticias y ahondan las desigualdades, mediante los prejuicios insertos en los algoritmos.
Distinguidos participantes:
Las raíces de esta lacra son profundas.
Se calcula que entre 25 y 30 millones de seres humanos fueron violentamente desarraigados de sus hogares y comunidades en el África subsahariana, para ser vendidos como esclavos.
Y el brutal legado del colonialismo perdura todavía.
Los esfuerzos reales orientados a poner fin a la discriminación racial deben comenzar por el reconocimiento de la responsabilidad.
Los Estados, las empresas, las universidades, las cofradías religiosas y otros agentes deben reconocer lo que hicieron para perpetuar la esclavitud y el colonialismo y obtener provecho de esas actividades.
Y el daño causado debe recibir reparación.
La justicia de reparación tiene por objeto exponer la verdad de nuestra propia historia y aceptarla.
No se trata de borrarla, reescribirla ni hacer caso omiso de ella.
Las reparaciones pueden asumir diversas formas, desde el reconocimiento formal de la responsabilidad hasta la petición de perdón, las compensaciones o el establecimiento de procesos de búsqueda de la verdad.
También pueden incluir reformas institucionales y educativas, y la creación de lugares de memoria en desagravio por el daño infligido a los afrodescendientes.
Igualmente pueden abarcar el reconocimiento de las contribuciones que los afrodescendientes han realizado a las sociedades receptoras.
Asimismo, la justicia de reparación también se orienta a la forja de un futuro nuevo y más equitativo. Las estructuras y los sistemas erigidos sobre el legado de la esclavitud y el colonialismo deben ser desvelados y desmantelados.
En su conjunto, las medidas de reparación pueden contribuir a consolidar la confianza en las instituciones y a fomentar la cohesión social.
En algunos Estados, organizaciones regionales, ciudades, empresas, entidades religiosas, universidades y museos ya se están adoptando medidas importantes al respecto, y esta evolución es alentadora.
En 2023, la Unión Europea y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe reconocieron y lamentaron profundamente el indescriptible sufrimiento causado por la trata de esclavos transatlántica.
Y la Unión Africana ha designado a 2025 “Año de la Justicia para los Africanos y los Pueblos Afrodescendientes a través de las reparaciones”.
Distinguidos participantes:
Enfrentarse a las injusticias históricas es una tarea compleja, pero con liderazgo político, coraje y creatividad, es posible llevarla a cabo.
Los afrodescendientes -y las mujeres de ascendencia africana, en toda su diversidad- deben figurar en el centro de estos procesos.
Por eso los comentarios y las conclusiones que se alcancen en este Foro serán fundamentales para configurar las etapas siguientes.
El informe que presentaré al Consejo de Derechos Humanos en septiembre próximo estará centrado en la justicia de reparación. Espero que ese trabajo pueda servir de ayuda a los Estados y otros agentes en sus esfuerzos para hacer avanzar este proceso. El informe se basa en la Agenda hacia un cambio transformador en favor de la justicia y la igualdad raciales y sus recomendaciones, elaboradas por mi Oficina.
El Segundo Decenio Internacional para los Afrodescendientes ofrece una oportunidad esencial para avanzar en este campo.
Como también lo ofrecen los esfuerzos orientados a elaborar una Declaración de las Naciones Unidas sobre el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos de los afrodescendientes.
Pueden contar con el pleno apoyo de mi Oficina en este empeño.
A través de nuestro programa de becas, mi Oficina seguirá empoderando a activistas que contribuirán a promover los cambios, tanto dentro de cada país como en el plano mundial.
En medio de las turbulencias y la imprevisibilidad del mundo de hoy, creo sinceramente que las soluciones para nuestros mayores retos radican en lograr más unidad y mayor respeto hacia los derechos humanos, y no en menoscabarlos.
Mi Oficina les brinda su apoyo para alcanzar cambios significativos en las vidas de los afrodescendientes en el mundo entero.
Les deseo un fructífero debate.