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Día de los Derechos Humanos

Los derechos humanos nos pertenecen a todos y a todas. Únete a nosotros para defender los derechos de todas las personas en todas partes del mundo. Nuestros derechos, nuestro futuro ¡Ya!

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Mesa redonda de alto nivel sobre el 70º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el 25º aniversario de la Declaración y Programa de Acción de Viena

Celebrar la Declaración Universal

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28 de febrero de 2018

Excelentísimo Señor Presidente del Consejo,
Señores Ministros,
Excelencias:

El mandato de este Consejo, como el mío propio, se basa en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Declaración y Programa de Acción de Viena. Considero que esta mesa redonda nos brinda la ocasión de ratificar nuestro compromiso con esos textos fundamentales.

Como enuncia la Declaración Universal: “Se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”.

Los Estados formularon la promesa de defender la igualdad y los derechos inherentes de todos los seres humanos. La práctica homogénea no figuraba entre sus objetivos. Los redactores tuvieron cuidado en demostrar “que es posible la coexistencia de Estados con regímenes y concepciones económicas diferentes y no es necesario que triunfe una concepción sobre otra”. La DUDH no fue una proyección de políticas partidistas ni un plan para dominar el mundo. De hecho, el impulso original que desembocó en la redacción de la Declaración Universal procedía de movimientos contra el imperialismo y el racismo que actuaban en países del Hemisferio Sur.

Los países occidentales –entre otros el Reino Unido, Francia y Estados Unidos- se mostraron renuentes al principio. Fueron los Estados de América Latina, que habían padecido la esclavitud, el colonialismo y la dominación extranjera, los que exigieron medidas internacionales en materia de derechos humanos, incluso antes de la Segunda Guerra Mundial. Una vez iniciadas las negociaciones, Filipinas defendió tenazmente el uso de un lenguaje enérgico que prohibiera la tortura. La India y el Pakistán respaldaron con firmeza los derechos de la mujer. China, Costa Rica, Ghana, Jamaica, Líbano y Liberia fueron adalides en lo tocante a la justicia, la dignidad y el valor de la persona.

Estos valores proceden de culturas y tradiciones del mundo entero. El derecho a la justicia, la igualdad, la libertad, la dignidad y los imperativos de compasión y solidaridad hacia el prójimo son principios y objetivos fundamentales, invariables y universales. No es menester ser rico o vivir en un país desarrollado para merecer dignidad humana. No es preciso nacer con un color de piel o un género específico.

La universalidad de todos los derechos humanos es lo que nos une, con nuestras diferencias, en la esencia de los valores humanos: la convicción de que toda vida humana es valiosa. Es esta universalidad la que confiere a la Declaración su profunda repercusión. Ningún otro documento en la historia ha sido traducido a tantas lenguas y en cada una de ellas ha brindado inspiración, sentido y esperanza.

En la Declaración de Viena se profundizó aún más en este concepto esencial de universalidad al proclamarse que los derechos humanos eran indivisibles. Todos los Estados reconocieron que los derechos humanos eran “indivisibles, interdependientes y estaban relacionados entre sí”.

Los derechos civiles y políticos, los económicos, sociales y culturales y el derecho al desarrollo se refuerzan mutuamente y avanzan a la par. Por amplio que sea el derecho que una persona tenga a expresar sus ideas y protestar, su libertad no será auténtica si está limitada por la falta de instrucción o por una vivienda inadecuada. Ni siquiera una persona adinerada se encontrará en buena situación, si vive con el temor de ser detenida arbitrariamente por su gobierno.

El acceso a la protección social básica y a los recursos y las oportunidades económicas constituye un antídoto poderoso contra la proliferación del extremismo violento. Las medidas para erradicar la discriminación y defender la libertad de expresión aceleran el desarrollo sostenible. De hecho, en la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo se hace hincapié en el derecho de todos los individuos y pueblos a participar de manera libre, activa y significativa en la toma de decisiones.

Por otra parte, fue en Viena donde se adoptaron las medidas conducentes a crear el mandato de mi Oficina, “considerando que la promoción y protección de los derechos humanos es una cuestión prioritaria para la comunidad internacional”.

Señor Presidente:

Con miras a convertirse en miembros de este órgano, los Estados se comprometieron a actuar sin hacer excepciones, tanto respecto a los países que examinarían como a los derechos que iban a defender. Cualquier excepción, lo mismo si implica una atención preferente a determinados derechos que una acción política en beneficio de países aliados, dañaría la legitimidad y repercusión de este Consejo.

El ejercicio de una gobernanza que sirva en vez de silenciar y la gestión de sistemas económicos arraigados en la dignidad, son responsabilidades de todos los gobiernos, en todas las regiones y en todos los niveles de desarrollo. Una y otros constituyen la base de la legitimidad de cada uno de ellos y la fórmula para crear sociedades sólidas y exitosas.

En el ámbito mundial, queda muy claro que el respeto del derecho internacional, que comprende al derecho internacional de los derechos humanos, es esencial para la coexistencia pacífica entre los Estados, en particular entre los más pequeños y menos desarrollados.

En la actualidad, se ahondan las fracturas en el mundo entero, aumentan la violencia y los conflictos y un nacionalismo ciego trata de fomentar intereses estrictamente nacionales en detrimento del bien común.

Suele decirse que de las violaciones de derechos humanos de hoy, nacerán los conflictos de mañana. Ojalá que estos aniversarios nos recuerden los desastres y la violencia catastrófica que pueden sobrevenir, cuando vulneramos los compromisos adoptados hace 70 años con los valores universales de la humanidad.