Debate anual sobre la integración de una perspectiva de género en la labor del Consejo de Derechos Humanos y la de sus mecanismos
Tema: La brecha digital de género en tiempos de pandemia de COVID-19
Declaración por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet
Ginebra, 27 de septiembre de 2021
Excelencias,
Distinguidos participantes,
Una de las muchas lecciones que hemos aprendido en los últimos 18 meses es lo mucho que dependemos de las tecnologías digitales. En este caso, como en muchos otros, lo que la COVID-19 hizo fue exponer y agravar una realidad existente: una realidad que a menudo vive en la exclusión.
Dejémoslo claro desde el principio: la brecha digital de género sobre la cual vamos a debatir es un reflejo de la discriminación general afrontada por mujeres y niñas.
La población sin conexión es desproporcionadamente pobre, rural, mayor y femenina. Las mujeres y niñas conforman la mayoría de los cerca de 3,7 mil millones de personas sin conexión en el mundo. Aquellas personas que son objeto de formas de discriminación múltiple e interseccional tendrán aún menos probabilidades de estar conectadas a Internet.
Cuando la pandemia provocó que la tecnología digital fuera el único salvavidas para acceder a los servicios esenciales, la información sanitaria, los medios de subsistencia o el ejercicio de los derechos, la exclusión digital tuvo efectos muy negativos.
Abundan los ejemplos.
Las mujeres, que constituyen más de la mitad de los 1,7 mil millones de personas excluidas financieramente de la economía digital, pueden tener menos acceso a programas de transferencias monetarias en época de crisis.
Se calcula que 11 millones de niñas no podrán volver a clase por interrupciones de su educación relacionadas con la COVID. Se unirían a los 130 millones de personas en el mundo que ya abandonaron el sistema escolar antes de la pandemia.
Muchas mujeres no tuvieron la oportunidad de cambiar al teletrabajo, por el tipo de trabajo, la falta de conectividad o el cuidado de la familia en el hogar y, por tanto, perdieron sus ingresos.
Los nuevos datos ponen de manifiesto que la pandemia vino acompañada de una oleada de violencia doméstica y un aumento en todos los tipos de violencia de género, fuera y dentro de la red.
Permítanme plantear una cuestión importante. Incluso cuando la tecnología ha hecho posible que las mujeres mantengan su trabajo durante la pandemia, el acoso en línea, la violencia y la intimidación —obstáculos que las defensoras de derechos humanos, políticas y periodistas ya sufrían antes de la COVID-19 — aumentaron aún más. Una encuesta realizada el año pasado por el Plan Internacional reveló que más del 58 por ciento de las niñas y jóvenes entrevistadas en el mundo habían sido víctimas de acoso o abuso en línea. Estas y otras amenazas pueden limitar aún más el espacio cívico ya reducido para mujeres y niñas, y deben abordarse.
Grupos específicos de mujeres, en particular mujeres jóvenes, mujeres pertenecientes a minorías étnicas y mujeres indígenas, lesbianas, bisexuales y transgénero, mujeres con discapacidad y de grupos marginados pueden correr un mayor riesgo y experimentar formas particularmente graves de violencia en línea, lo cual agrava su exclusión digital.
Excelencias,
Como podemos observar, las disparidades de género diversas y persistentes relativas a las tecnologías digitales amenazan los derechos humanos de las mujeres.
Así que esto es lo que corresponde hacer.
Las cuestiones de acceso, uso y mal uso de las tecnologías digitales deberían guiarse por principios y normas internacionales de derechos humanos, en especial de igualdad, no discriminación, inclusión, participación y de establecimiento de remedios eficaces.
Los países desarrollados deberían cumplir su compromiso de facilitar la transferencia de tecnología a los Estados en desarrollo y de integrar programas orientados al acceso de mujeres y niñas a la tecnología digital en sus políticas de desarrollo y asistencia.
Los países deben actuar en pro de un acceso más seguro y asequible a los servicios y dispositivos TIC. En respuesta a la pandemia, algunos Estados ya han desarrollado buenas prácticas, como datos mensuales gratis o acceso gratuito a contenido informativo sobre la pandemia.
Otro paso esencial es desmantelar los estereotipos de género discriminatorios que consideran “inadecuado” el acceso de las mujeres y niñas a las TIC, o que dudan de su capacidad para estudiar ciencia y tecnología. Resulta indispensable garantizar el acceso equitativo de las niñas a la capacitación digital, incluso para las niñas que viven en zonas remotas, si se tiene en cuenta la estimación de que el 90 por ciento de los futuros trabajos exigirán competencias informáticas.
Los Estados y el sector privado también deben adoptar medidas concretas para combatir la violencia en línea contra mujeres y niñas y garantizar un entorno propicio y seguro en el espacio digital, incluso mediante la colaboración de empresas y organizaciones de derechos de la mujer.
El Consejo de Derechos Humanos y sus mecanismos, en especial los Procedimientos Especiales y el Comité Asesor, han allanado el camino hacia la adopción de un planteamiento de la tecnología digital basado en los derechos humanos y con perspectiva de género mediante sus resoluciones e informes temáticos.
Les animo a continuar con este papel clave, inclusive con miras a hacer que las medidas de respuesta y recuperación ante la COVID-19 sean sensibles a la brecha digital de género.
En este sentido, la hoja de ruta sobre cooperación digital del Secretario General nos proporciona una guía fundamental.
Excelencias,
Al inicio de este año, Foro Generación Igualdad en México lanzó un plan para avanzar en la igualdad de género antes de 2026. Una de sus acciones concretas es reducir a la mitad la brecha digital de género.
Si no lo logramos, existe un riesgo importante de que la tecnología profundice aún más la desigualdad de género.
No podemos permitir que eso suceda.
Ello iría en contra de nuestra promesa de no dejar a nadie atrás y contra nuestro deber de recuperarnos mejor de la pandemia.
Tal y como el Secretario General subrayó ante la Asamblea General, tenemos que actuar ya para tender puentes entre seis grandes brechas y “salvar a la humanidad y el planeta”. Dos de ellas son la brecha de género y la brecha digital.
Solventar estas deficiencias es cuestión de proteger los derechos humanos.
Espero con interés este debate y sus ideas sobre medidas concretas que podemos adoptar.