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30 noviembre 2021
Philippe Rio es el alcalde de Grigny, una ciudad al sur de la capital francesa, París. Una encuesta del Observatoire des inégalités (Observatorio de desigualdades) catalogó a su ciudad como la más pobre de Francia y reveló que, en 2020, la mitad de la población de Grigny vivía por debajo del umbral de la pobreza.
En la actualidad, la ciudad presenta un distintivo más positivo: su alcalde recibió el galardón que concede la City Mayors Foundation y el World Mayor Project al Mejor alcalde del mundo. Rio comparte premio este año con el alcalde de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb.
El galardón sorprendió gratamente a Rio, quien declaró que su ciudad suele ser señalada por los medios de comunicación por sus crueles realidades y por el hecho de que uno de los terroristas del ataque de 2015 en el supermercado kosher Hypercasher se crió allí.
"Supone un premio para toda la comunidad de Grigny, que se ha inspirado en los derechos humanos para afrontar las repercusiones sanitarias, sociales y económicas de la crisis de la COVID-19", explicó Rio. "No fui yo quien distribuyó 130.000 máscaras y quien supervisaba a las personas de edad y jubiladas cada día. Fue más bien la movilización extraordinaria de un grupo de funcionarios públicos, funcionarios elegidos y asociaciones que formaron una nueva asociación en nuestro ecosistema local para dar respuesta a una emergencia. Nos superamos a nosotros mismos y nos sentimos orgullosos de ello".
Los derechos humanos y la lucha contra las causas estructurales de la pobreza han ocupado un lugar central en el gobierno local de Grigny. Rio resaltó como anécdota que los derechos humanos tienen un significado especial para él porque nació el 26 de agosto, el mismo día que se adoptó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano con la Revolución Francesa en 1789.
"Uno necesita tiempo para razonar y tiempo para actuar, es decir, para comprender, concretar y denunciar las desigualdades que convierten a una ciudad como Grigny en el lugar donde la mayor parte de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, y hoy los más afectados son mujeres y niños", aseveró.
"En la 'tierra de los derechos humanos', la quinta economía más grande del mundo, tenemos que denunciar, comprender y desafiar estos fenómenos de segregación espacial y social que socavan los derechos de las personas de esta ciudad", añadió Rio. "Somos una administración local y nuestra función es activar todas las palancas de la política municipal y retar al Estado a aprovechar más y mejor sus competencias y las de otras comunidades locales".
En 2020, cuando el mundo pensaba que había superado lo peor de la pandemia, el gobierno local de Rio se percató de que la COVID-19 había creado una crisis social y económica en su ciudad, así como en otros barrios precarios, territorios rurales y de ultramar franceses, dando lugar a que surgieran aun más personas vulnerables.
"Enseguida elaboramos un plan para combatir la pobreza que implicaba una multitud de acciones, entre ellas, la lucha contra la inseguridad menstrual, así como servir el desayuno en escuelas infantiles. La pobreza comienza en la primera infancia y persigue al niño durante todo el recorrido de la escuela primaria, según Rio.
"La pobreza también afecta a las personas de edad y jubiladas, muchas de las cuales no perciben ningún subsidio de solidaridad a pesar de estar garantizado en Francia. Hemos adoptado un planteamiento intergeneracional para ofrecer soluciones concretas. Ya hemos aplicado muchas de las acciones de nuestro plan '21 soluciones para 2021'. Tendremos que evaluar los resultados, aunque ya nos encontramos trabajando en un nuevo plan para 2022".
Rio atribuye sus acciones basadas en los derechos humanos a su implicación constante como copresidente de la Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos Humanos, un organismo perteneciente a Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, que es la red de ciudades, gobiernos locales, regionales y metropolitanos y sus asociaciones más grande del mundo.
"Ha sido realmente inspirador", afirmó. "Nos ha permitido renovar nuestro pensamiento, pero también nuestras acciones. Si hoy en día Grigny se considera tierra de innovación y un laboratorio nacional para las políticas públicas, se debe sin duda a que hemos conseguido integrar el empoderamiento de la población y el respeto de los derechos en el centro de nuestras políticas, con muy pocos medios financieros al ser Grigny una ciudad pobre.
Rio cree firmemente que la pobreza socava la realización de los derechos humanos. Hace dos años, elaboró un plan para reducir la pobreza con el objetivo de fomentar la dignidad y los derechos humanos.
"Cuando creamos medios de formación para personas que carecen de ella, lo que estamos haciendo realidad son el derecho a la educación y el derecho al trabajo. Cuando trabajamos en la certificación Ciudad del Aprendizaje, es el derecho a la educación lo que pretendemos fomentar. Y cuando ofrecemos protección menstrual gratuita a mujeres y recaudamos fondos para un ecógrafo con el fin de que las mujeres de Grigny tengan un seguimiento ginecológico, es por su derecho a la salud", explicó.
"Tenemos que recorrer ese primer kilómetro del recorrido de los derechos humanos porque la pobreza ha bloqueado el acceso a los derechos humanos a demasiados de nuestros ciudadanos", añadió. "También somos conscientes de que el grado en que algunos de estos derechos se realizan solo puede medirse durante periodos prolongados".
Según Rio, el hecho de que un país como Francia pueda conocer semejante pobreza se atribuye a una "paradoja francesa", y añadió que en las últimas décadas, el término 'igualdad' en el lema nacional de la nación Liberté, Egalité, Fraternité (Libertad, igualdad y fraternidad) ha perdido parte de su significado, y que el país estaba atravesando un periodo de incertidumbre.
Rio recalcó que el 50 por ciento de la población de Grigny, al igual que muchos barrios periféricos de Francia, tienen menos de 30 años y representan el futuro del país. Sin embargo, afirmó que miles de jóvenes de esos barrios, zonas rurales y de ultramar de Francia, que representa un 15 por ciento del total de la población de Francia, se están quedando atrás. Según Rio, el futuro de Francia depende del éxito de esos territorios abandonados y de su juventud, a los que hay que proveer de herramientas para prosperar.
"Nos han encorsetado simplemente en la cuestión de identidad, religión o color de la piel, pero nunca nos han dirigido para crear en este momento el futuro que necesitamos", declaró Rio. "Por eso, unos colegas y yo creamos el Conseil national des solutions (Consejo nacional de las soluciones) para participar de forma positiva en la construcción de la historia de Francia".
Rio, quien hace poco presentó una propuesta al gobierno francés sobre el acceso de la juventud a las instalaciones deportivas como medio de fomentar el cambio social y el acceso a la salud, espera que los Juegos Olímpicos de París en 2024 tengan un efecto gradual en los barrios periféricos.
Este relato forma parte de una serie para celebrar el Día de los Derechos Humanos en 2021, con el tema "Reduciendo desigualdades y fomentando los derechos humanos".
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